Eres tierra sin luz donde nacimos, abrazo que anudó nuestra existencia, la madre germinal, viento y esencia y sede natural donde vivimos.
Marcaste con amor nuestros caminos dejándonos los siglos como herencia, de tu sabiduría y tu presencia que en nuestro cuerpo de mujer sentimos.
Siempre te han contemplado desde el cielo las lejanas estrellas y la luna, y el sol que te ha cubierto con su velo dorada luz, con su mayor fortuna.
Eres parte y raíz de nuestra historia y guardas nuestra huella en tu memoria.