Por nuestra parte solo hemos querido rendir homenaje de amistad y admiración a quien tantos méritos alcanzaría en nuestra memoria y en nuestras lecturas. Siempre recordaremos con afecto al amigo don Rafael Rodríguez-Moñino, incondicionalmente dispuesto para la ayuda, tanto personal como literaria de la que él era un consumado maestro; sencillo, humilde hasta la exasperación, erudito, inteligente y divertido, a pesar de sus problemas de salud, como solamente un sabio pueda serlo. En definitiva, esta es la biografía de un gran hombre que pudiendo recoger y disfrutar merecidamente de la selectiva fama de una gran obra erudita, prefirió el silencio y la pureza de la amistad por encima de cualquier otro reconocimiento público u oropeles mediáticos.