La redoma encantada

La redoma encantada

La redoma encantada

  • Autor:
    Eugenio Hartzenbusch
  • ISBN:9788497705424
  • Categoría:Biografías, literatura y estudios literarios; Obras de teatro, textos teatrales
  • Temática:Obras de teatro, textos teatrales
  • Páginas:60
  • Idioma:Español / Castellano
  • Editorial:Vision Libros
  • Código de Producto:550
  • Disponibilidad: Disponible
  • Formato de este producto: PDF
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ACTO PRIMERO

Vista de tejados, buhardillas, campanarios y chimeneas. En el fondo, a la derecha del actor, una buhardilla practicable, y otra a la izquierda, más cerca del proscenio, delante de la cual hay un terradillo, y en él una artesa. Es de noche y alumbra la luna.

ESCENA I

GARABITO.
(Dirígese por el caballete de un tejado a la buhardilla de la derecha.)
GARABITO.- ¿Si me estrellaré yo esta noche? (Da un vaivén.) ¡El Señor de las alturas se asista! Un pizarrero, que ha medido a nalga todos los chapiteles de Madrid, ¡resbalar de tal modo! Diabluras serán de la tía Marizápalos, esa bruja que vive, o que muere, en aquella buhardilla de la azotea. Ya dicen que está dando boqueadas, y aún piensa en sus adobos para viajar por el aire y en maleficiar al prójimo... (Llama suavemente al postigo de la buhardilla.) Pascualita, Pascuala. -¿Está sorda esta chica?- Pascuala.

ESCENA II

PASCUALA.- GARABITO.

PASCUALA.- (Dentro.) ¿Quién llama ahí?

GARABITO.- ¿Quién ha de ser? Yo.

PASCUALA.- No conozco a nadie por ese nombre.

GARABITO.- ¿No te hace cosquillas en el tímpano la voz de tu Garabito?

PASCUALA.- (Abriendo la ventana.) ¡Jesús! ¡Tú por aquí!

GARABITO.- Yo, Pascualita mía: yo, que después de [] una ausencia de catorce días, a catorce leguas de ti, vuelvo a verte, catorce veces más enamorado. Y tú, pichona, ¿te has acordado de mí mucho?

PASCUALA.- Hace unos días que me he vuelto muy desmemoriada.

GARABITO.- Ese es defecto de gente que ha subido muy alto desde muy hondo. A ti no te cuadra. Una pobre bonetera, a quien se le pasan los meses sin que le encargue o un solideo...

PASCUALA.- Una bonetera puede elevar sus pensamientos más arriba de la cabeza de un cura.

GARABITO.- Por eso los has fijado en la mía, que se roza con las veletas de los campanarios.

PASCUALA.- Han variado mucho mis circunstancias desde la tu partida.

GARABITO.- ¡Y con qué tonillo me lo dice! Vamos, con la entrada de los tudescos en Madrid, los amores en pleito corren la misma suerte que el rey Felipe. Otro recibimiento me hacías antes, cuando ponía mis labios, y mis jornales, en esa mano. Y hoy que vengo a anunciarte una noticiona...

PASCUALA.- ¿Que los aliados se van a Toledo?


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