En la cronología de los autores que he disfrutado puedo identificar la evolución de mi manera de entender la poesía y también de acercarme a ella. El abandono y la aceptación incondicional de alguno de ellos ha sido radical, y por eso asumo que cuestionable. Pero esto de una está nomina hay un particular canon que ha permanecido inalterable: Baudelaire, Apollinaire, Eluard, Maiakovski y Byron, principalmente. Este heterogéneo y dispar censo de escritores que han ido por Rousseau y por Jorge Luis Borges. El primero me deparó todas las exaltaciones bucólicas que demandaba mi adolescencia campestre, y el segundo me depara el desdén por la demagogia y el paladar de las palabras. Los relatos han ido aumentando mis noches donde escribo los poemas y leo mis lecturas.