La noche del jaguar

La noche del jaguar

La noche del jaguar

  • Autor:
    Raúl Morales Góngora
  • ISBN:9788418476211
  • Colección:Escritores en Red - Narrativa
  • Categoría:Ficción y temas afines; Ficción: general y literaria
  • Temática:Ficción: general y literaria
  • Páginas:202
  • Idioma:Español / Castellano
  • Editorial:ACCI (Asociación Cultural y Científica Iberoamericana)
  • Código de Producto:8202
  • Disponibilidad: Disponible
  • Formato de este producto: PDF
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  • Sin Impuesto:4.56€
Este es un libro escrito para la juventud.
El autor nos presenta a una mujer maya del pasado, materializada en el presente, que nos narra en su lengua original las antiguas leyendas de su pueblo y con ellas el pensamiento y proceder de los habitantes de esa gran cultura.

"Se detuvo frente a una casa en ruinas, contempló el portón de madera sin labrar y trató de coger el oxidado aldabón. Estuvo llamando insistentemente. Varias veces intentó empujarlo, pero este no se movía.
Luego empezó a gritar, o tal vez solo deseó hacerlo.

- ¡Mamá, soy yo, acabo de llegar, ábreme!

Pero ni el eco se atrevió a repetir lo que ella pensaba que posiblemente habría salido de su boca. Continuó llamando mientras repetía la frase que supuestamente había gritado: "¡Mamá soy yo..., ábreme!"

Luego sintió un viento frío en su espalda e imaginó contemplar la sombra alargada del cuerpo de algún vecino que en esos momentos se aproximaba. No tenía certeza de si trató de decir o dijo:

-Hasta ahora estoy regresando, y con tristeza recuerdo la riqueza que teníamos antes. Y ahora nada, soledad y escombros. Supongo que se fueron todos, que se acabó lo que fue. Se nota el abandono: ¡cómo ha podido pasar el tiempo!
Nadie le respondió.

-De seguro usted ha visto a mi mamá, ella no se iría del pueblo. La estoy buscando desde hace días y no doy con ella. Paso y paso por las calles y no reconozco a ninguna: solo a esta, como que las otras no fueran las de antes. Pero esta casa es la mía. Los que vinieron, saqueaban y destruían. Hasta las calles se llevaron, con todo, y casas; no dejaron más que cascarones. Ahora asemejan osamentas de reses después de una prolongada sequía. Creían que una vivienda eran cuatro paredes y un techo; nunca pensaron que sin personas no hay nada.

Volvió la cara buscando en el vecino una posible respuesta, y se percató de que no había nadie, que estaba hablándole al viento".


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