Carlos vivía una mañana complicada a causa del exceso de trabajo. Había trascurrido ya más de un año desde que ocupó el puesto de jefe de un departamento en el que se mezclaban las actividades de investigación científi ca aplicada con otras rutinarias de tipo estrictamente técnico. Las obligaciones a las que tenía que atender eran, además de muchas y variadas, muy exigentes. Para él, sin embargo, no podía haber en el mundo un puesto de trabajo mejor, pues, con las actividades que debía desarrollar, tenía satisfechas sus principales aspiraciones profesionales...