La historia siempre ha ido acompañada de su hermana menor, que es la Leyenda, lo puede ser de un país, de una ciudad, de una calle, de una casa, de una persona, un rio, un monte, un árbol. Todo puede tener su leyenda.
Surgen de hechos históricos o religiosos, o simplemente de historias de amores, hazañas de héroes, milagros de santos, raros sucesos, o incursiones en el mundo de los difuntos.
Siempre emocionan y eran contadas y transmitidas oralmente, al dulce calor de una lumbre, en medio de una plaza medieval, o en los salones de un castillo.
La trasmisión oral las ha ido deformando poco a poco, y llegan a tener vida propia distintas versiones de un mismo tema.
Los medios actuales de difusión de la palabra han relegado a segundo o tercer plano a bardos, juglares, ciegos relatores, poetas...
Dejarlas por escrito, es colaborar a que no se pierdan.