POEMAS CANONICOS (1895-1915)
LA CIUDAD 
Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar. 
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta. 
Todo esfuerzo mío es una condena escrita; 
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado. 
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo. 
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire 
oscuras ruinas de mi vida veo aquí, 
donde tantos años pasé y destruí y perdí". 
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares. 
La ciudad te seguirá. Vagarás 
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo 
y en estas mismas casas encanecerás. 
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes- 
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí 
en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste.