Al cruzar el umbral de un recinto penitenciario, y al paso que se abren y cierran puertas, verjas y cerrojos, con sus secos sonidos, aparece en la mente del visitante la inscripción de la entrada al Infierno, en la Divina Comedia de Dante: "Perded toda esperanza, vosotros los que entráis aquí": Ángel Lafuente Zorrilla
"Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va hacia la raza condenada; la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la divina potestad, la suprema sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada creado, a excepción de lo eterno, y yo duro eternamente": La divina comedia, "Infierno", (Canto tercero)