En un mundo dominado por el sexo y la violencia, dos héroes populares luchan por cambiar radicalmente la sociedad, en una rueda infatigable de acciones y reacciones, de reformas y contrarreformas. El deseo y la ambigüedad sexual, la traición, la ambición, el poder y otras cuitas zarandean a los personajes como peleles de teatrillo, los cuales, lejos de rebelarse contra el origen de sus desgracias, optan por subterfugios menos onerosos para descargar sus frustraciones.
El mundo es un círculo vicioso, incapaz de mesura, que siempre oscila de un extremo al otro. La Suprema Ley del Péndulo aparece como la única y verdadera norma rectora de la naturaleza humana. ¿Para qué luchar, entonces? ¿Cómo escapar del círculo? Sólo a través de la revolución, previa revelación, porque no hay vida que merezca tal nombre sin rebeldía. Quienes no se revelen no vivirán su propia vida.
Y qué el hombre se libre de los héroes que pretenden sacarle de las tinieblas. Porque el verdadero héroe no ofrece las respuestas; simplemente indaga las preguntas.
